Que la música es un lenguaje es un hecho indiscutible: un lenguaje universal. El fin último de las clases de música debe ser que la/el alumna/o sepa expresarse musicalmente. La forma natural para aprender un lenguaje implica tres procesos: primero escuchar, después imitar y posteriormente expresar libremente las ideas propias. Por eso mismo, escuchar música (obras musicales) y, sobre todo, cantar canciones aprendidas por imitación y de memoria, serán nuestro punto de partida a la hora de introducir a los niños en los conceptos que queremos transmitirles, ya que éstas engloban, en una estructura con sentido, todos los aspectos musicales que queremos enseñarles (armónicos, melódicos y rítmicos). Todas las sesiones deben comenzar pues, con música y canto, pero, una buena forma de captar la atención del niño puede ser precediéndolas por un cuento o historia, que los introduzca en la temática de la letra de la canción, favoreciendo así la memorización y la expresión del carácter de...
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